Esa época maldita en la que todo parece interesante excepto estudiar. Una época para empezar esos proyectos que tienes en mente pero nunca te atreviste a empezar, o para hacer cosas que en cualquier otro momento ni se te habrían ocurrido, como limpiar tu habitación (o casa entera). Empiezas leyendo el temario y terminas pensando lo desordenado que está el cuarto, o lo bien que quedarían los libros ordenados por colores en lugar de alfabéticamente. Pero luego ese pensamiento se va extendiendo y te das cuenta de que, cuando colocas el último libro, estás en casa del vecino, porque ya ordenaste toda tu habitación, pusiste los platos de la cocina por orden de tamaño, de material, de color, llenaste más de cinco cajas con cosas que ya no utilizas y sacaste brillo a todos los muebles (incluso al retrete). O quizás seas como yo, que simplemente te imaginas como quedaría tu habitación ordenada pero ni si quiera estando de exámenes te atreves a empezar la limpieza (pero es bonito imaginarlo, oye). Pero no solo están las ganas de limpiar y ordenar, también se te apetece salir a pasear, contemplar el paisaje, conocer gente nueva, todos los juegos de facebook parecen tan interesantes... buscarte un nuevo hobby, retomar el libro que dejaste a medias, hacer puenting... Incluso empezar un nuevo blog que probablemente cuando terminen los exámenes abandones por "falta de tiempo".
En fin, ¡feliz época de exámenes!
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