Hoy comienzan de nuevo las clases, y me iba a callar pero es que esto ya es rechuleo del bueno. El cuatrimestre pasado los profesores ya nos demostraron su chulería pasándose el horario de clases por los cuernos de unicornio, insinuando que nos están haciendo un favor si nos dan el temario completo y alguna que otra travesura más. Pero este cuatrimestre parece que vuelven con más fuerza que nunca, hoy entra por la puerta el Rey del Swag, se coloca en su trono y suelta el primer chiste del día: "no os preocupéis por el examen porque lo vais a suspender" ja ja ja es grasioso porque suspendemos todos, ok no. Pero esto era solo para romper el hielo, el subidón llega cuando, después de estar esperando un rato a que encontrase el power point del tema, suelta la típica frase de "ya sois muy mayores para que tenga que estar mandándoos a callar" y, atención al dato porque esta es la mejor parte: "me da igual que os quejéis de mí porque no me va a afectar". ¿Pero qué clase de persona entra por primera vez en un aula soltando semejante grosería? Que dios se apiade de nosotros porque estos meses vienen cargaditos de acción. Sobre todo me encanta esa seguridad y, a la vez, sutileza con la que dice que la opinión del alumnado cuenta un zurullo de pegaso, aunque qué se puede esperar de una universidad en la que la propia rectora suelta lindeces como que si los profesores sacan puntuaciones bajas en las encuestas es porque los alumnos son inmaduros y otras cosas bonitas como que los alumnos no hacemos uso de las tutorías, pues señora, los habrá que sí y los habrá que no. Yo personalmente aún no me atreví por miedo, y es que aunque muchos profesores nos inviten amablemente a visitar sus despachos, luego escuchas que si vas te sueltan borderías del grado "yo no estoy aquí para dar clases particulares". Yo prefiero hacer uso de las tutorías virtuales, pero no, estas no les gustan, o eso me han dado a entender porque pocos correos me han contestado. Y no iba a terminar sin mencionar a mi querida fauna humilde, como yo les llamo, compuesta por aquellos individuos que, en los primeros cinco minutos de clase, ya te han hecho un recorrido por todo su currículum con todo lujo de detalles (para que no quede duda de su profesionalidad, y sobre todo, de que nosotros, los alumnos, somos seres significativamente inferiores). Por suerte aún aparecen de forma esporádica profesores que da gusto llamarlos así, no todo iban a ser cosas malas, pese a que parece ser una especie en peligro de extinción.
Un saludo a todos los profesores que me inspiran para escribir este blog.
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